jueves, 25 de marzo de 2010
Jóvenes wixáritari hablan tras el ataque a la camioneta comunitaria
Ya no más injusticias para el pueblo Wixárika
Por Alondra Anadary Barba, egresada de comunicación del ITESO y actual trabajadora en el bachillerato Intercultural Tatei Yurienaka ´Iyarieya.
[25.marzo.2010] Con sólo unas palabras se percibe el sentir de un pueblo herido, indignado y atemorizado ante los acontecimientos que aquejan los parajes de la sierra en los últimos meses. Asaltos e intimidación por el supuesto grupo delictivo llamado “Los Zetas” ocasiona que los habitantes de las comunidades wixaritari viajen por sus tierras con miedo por estas amenazas.
Ahora, ante los hechos ocurridos el pasado jueves 18 de marzo del 2010; donde el transporte público de la comunidad de San Andrés Cohamiata, fue atacado con armas de fuego de maera injustificada por elementos de la policía de Huejuquilla El Alto; renace el descontento de la comunidad entera. Por ello, los jóvenes wixa del bachillerato Intercultural Tatei Yurienaka ´Iyarieya emiten opiniones e historias, como una verdad que antes se comentaba en voz baja y ahora, quieren ser escuchados y hacer valer los derechos que son conscientes de poseer.
Injusticia es la palabra que prevalece en todo testimonio: “No es justo que siendo policías, sean ellos por lo que estamos pasando” afirma Ramona, estudiante de cuarto semestre, que expresa con indignación no sólo lo que es una tragedia para su comunidad, si no para su familia; ya que su hermano mayor manejaba la combi. De esta manera Dalia Azucena de tan solo 17 años relata la historia ocurrida no más de 2 meses atrás a sus familiares: “La otra vez a mi papá lo bajaron, no era la combi si no otro carro y ahí lo tuvieron como 30 minutos ¿por qué los policías no preguntan antes de detenerlos? Me parece injusto, les apuntaban en la cabeza, los policías no tenían logotipo de ese que normalmente traen”.
La sorpresa de todos, es que ahora no solamente los asaltantes son quienes habrá que temerles, si no también a los elementos de seguridad pública, quienes supuestamente están para proteger a los habitantes de la zona pero son ellos quienes también arremeten contra la población.
Cuatro alumnos del mismo grado Álvaro, César, Esaúl y Andrés, cuestionan la verdadera función del sistema judicial: “Los policías deben de vigilar y respetar a la gente, en este tipo de problemas a los policías deberán castigarlos y expulsarlos de su carrera; este es un problema de maltrato a los wixaritari, a los pueblos indígenas nos maltratan sin saber de nosotros”. A su vez Librado, joven de 19 años expresa sentir una amenaza ante lo ocurrido, discriminación a su raza y peor aún por parte de las autoridades. Marcos Vicente, de 22 años reflexiona que la educación podría ser la llave para que estas situaciones no se presenten más, como los robos, pues afirma que es el asalto a bienes ajenos, lo que los policías pretendían hacer.
La lejanía entre las comunidades wixaritari y los pueblos mestizos hace necesario que los habitantes tengan que viajar continuamente a diferentes localidades y a la Cabecera Municipal –Mezquitic-, por diversas circunstancias. Actualmente, se percibe un aire de desconfianza para realizar dichas travesías y así lo expresa Rosalba e Ignacio, ambos de 16 años “La gente ya no quiere bajar porque escucha de los asaltos” entonces, ¿para qué mejores carreteras si aumenta la violencia? Ramos Ruiz, alumno de sexto semestre destaca que “No es justo […] que mucha gente tenga miedo de perder la vida. Si salen de la comunidad y las rancherías es por necesidad, arriesgan su vida al pasar por un asalto o pueden quizás hasta perderla” como sucedió en días pasados en una Universidad en Monterrey.
Será difícil ahora tener confianza a las autoridades, ya que los jóvenes creían estar un tanto protegidos por dicha dependencia, por ello, piden se esclarezcan los hechos. Por último Ramos resalta: “Los imbunches policías que les toca cuidar la sierra se aprovechan de los indígenas menospreciando las leyes que tenemos, solo porque tienen poder o dependen de alguna institución”, Samuel del mismo grado destaca con fuerza: “Se supone que ellos deben de colaborar apoyando a los indígenas por lo que pasa en la sierra. Para eso les paga el gobierno, para que no anden haciendo lo que no esté bien, yo digo que no sea al revés. Existen leyes que nos rigen y nos protegen como seres humanos, en este caso están violando los derechos humanos; también el estatuto comunal dice: que una persona siendo del gobierno se le castiga siendo culpable, no hay que dejarnos”.
Es así que la preocupación crece, y es cuando hartos de tanta discriminación e injusticia la juventud reclama y da voz a lo que seguramente la comunidad entera piensa. Son ellos quienes quieren ser testigos de que haya cambios pronto, Cristino Bonilla cursa el último semestre de bachillerato y puntualiza: “Se supone que todos podemos transitar libremente en cualquier lugar. En éste caso lo que ocurrió es un grave error de los policías, que se atrevieron a disparar sin justificación, ni pruebas a nuestros hermanos wixaritari. Por lo tanto, no podemos cruzar las manos, ni callar la voz, tenemos que denunciar; además de la gente armada y los asaltos que ha habido. Busquemos los rastros de personas que violan los derechos mediante el apoyo de la CNDH. ¡Apóyenos!”.
Quizás ahora, podamos interesarnos sin importar ser mestizo o wixárika, el apoyo empieza hoy, desde el momento en que decidamos no ser indiferentes.
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Tocan varios puntos importantes, y siendo jóvenes considero que tienen muy claro cómo funcionan las cosas y cómo deberían funcionar. Este hecho, además de las heridas físicas (que podrán sanar algunas con el tiempo) aumentan la fractura que de por sí ya existe entre la autoridad y las comunidades indígenas de todo el país. La confianza, esa, será difícil recuperarla. De esta llamada de atención que hacen a las autoridades y para la población en general, quisiera recuperar lo que dice Samuel: cuentan con derechos por pertenecer a este país, con derechos simplemente por ser humanos y muy valioso aún: cuentan ustedes como comunidad indígena con derechos por ser wixaritari. Como jóvenes también pueden ir con sus autoridades e insistir en la necesidad de tomar acciones para que esto no suceda de nuevo. Como comunidad tienen leyes que habría que hacer cumplir. Si los otros no respetan nuestros derechos, la mejor manera de responder no es con más atropellos, sino obligando a los otros a que nos respeten.
ResponderEliminarOjalá logremos que estos sucesos lamentables no se vean como una nota más entre muchas de las que salen en la tele o en el periódico o en un blog, sino que realmente cree la indignación necesaria para que se tomen medidas al respecto.